miércoles, 6 de julio de 2011

Cap 24 : Recuerdo cómo brillaba el césped


Recuerdo cómo brillaba el césped las primeras veces que mi abuelo me llevó al Bernabéu. Yo todavía no era socio, así que él compraba una entrada para el campo y se acercaba a hablar con el responsable, que no dejaba de mirarme. Yo me sentía violento. Me fijaba en todo menos en aquel hombre al que mi abuelo trataba de convencer y que parecía estar a punto de preguntarme aquella parte del examen del día siguiente que no me podría preparar por ir al partido.

-Bueno, que pase, pero que sea la última vez – decía. Y yo escuchaba cómo, con voz muy, muy baja, añadía que mañana iban a preguntarme por los cuadros de Velázquez y que ahí no estaría mi abuelo para ayudarme.

Entrábamos en el estadio y teníamos que subir unas escaleras para poder acceder a la zona en la que se veía el partido de pie. Ascendía lentamente los escalones esperando la imagen de un césped que, envuelto ya el estadio por la oscuridad de la noche, brillaba.

Ahora el estadio es más grande, todas las zonas son de asiento, han desaparecido esas barras junto a las que me obligaba a colocarme para protegerme cuando marcábamos un gol y todos los aficionados se empujaban hacia delante, los baños están siempre limpios, hay un ascensor que te lleva al último piso, puedes elegir qué bocadillo comprar en el descanso, y hay estufas para los días de frío, sí, pero el césped nunca ha vuelto a brillar como en aquellos primeros días.

Tampoco quedan vigilantes a los que convencer. Se pasa el código de barras del abono por un lector y este responde con un círculo rojo o una flecha verde.

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